Es el verano indio, cuando terminan los días calurosos y comienza a caer la dulce frescura de la tarde. Un elixir sensual marcado con tonalidades blancas y beiges, pura representación de la sensualidad contemporánea. El perfume evoluciona a través del estilo monocromático de Rothko donde los materiales bailan en círculo uno tras otro. El cuero se quita, se quita el polvo de cualquier impureza, se vuelve blanco y puro. Las notas verdes se abrazan apasionadamente mientras el almizcle y la bergamota se elevan hacia los cielos de Italia
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